"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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27-01-2020 |
URGENTEMENTE EL NUEVO GOBIERNO MUESTRA LA HILACHA
Marcelo Marchese
El capital extranjero se apodera de los principales rubros económicos en todo el mundo. En Uruguay ya tiene la mitad de la tierra y la mitad de la banca, la inmensa mayoría de la exportación de cereales, de los frigoríficos, del procesamiento del arroz y la madera, la totalidad de la elaboración de bebidas y de las grandes superficies comerciales.
Ahora vienen por la importación, exportación y refinado de combustibles. Esta ley es el primer paso hacia la entrega de un resorte vital de la economía nacional.
Además, si la Ley de urgente consideración se aprueba, ANCAP ya no tendrá los mecanismos de contralor que tiene toda empresa pública, pues pasaría a regirse por otra normativa con menor acceso a la información por parte de los ciudadanos.
El precio del gasoil es clave para la economía de un País. Sube el precio del gasoil y sube el precio de todo. Es muy dudosa la gestión de ANCAP, pues es muy dudosa la gestión del Estado, pero si el Estado está mal gestionado, no se trata de eliminarlo, de igual manera que si el árbol que nos da fruta está enfermo, no se trata de cortarlo, pues si lo hiciéramos ¿cómo conseguiríamos frutas? No se llega a esta ley que curiosamente será aprobada de forma express, sin un trabajo ideológico previo realizado con hechos y palabras. Los hechos son una deliberada mala gestión del Estado para que la gente concluya que el Estado es desastroso y debe desaparecer a un mínimo imprescindible antes de desaparecer del todo, y para que concluya que su lugar debe estar ocupado por empresas privadas y eficientes. Véase el testimonio de David L. Budhoo, en su carta abierta de dimisión del FMI el 10 de enero de 1989: “Cuando hace cinco años aproximadamente, el presidente Reagan nos aconsejó partir y hacer del Tercer Mundo un nuevo bastión del capitalismo triunfante ¡con qué alegría y con qué sentido del deber habremos contestado! Todo lo que hicimos a partir de 1983 estuvo basado sobre nuestra nueva misión: privatizar el Sur o morir. Para este fin nosotros habíamos ignominiosamente creado un caos económico en América Latina y en África de 1983 a 1988.”
En cuanto a las palabras, son un conjunto de ideas que emanan de los infinitos recursos que tienen las grandes corporaciones. Si alguien quiere tener una noción del significado de la palabra “Poder”, ahí tiene este dato: 26 personas tienen tanta riqueza como 3800 millones de individuos. Las grandes corporaciones, las familias más poderosas del mundo, son dueñas de los principales medios de comunicación, manejan a los organismos internacionales como la ONU y el Banco Mundial, financian las investigaciones de las universidades y pagan las campañas de los partidos políticos para que accedan a los gobiernos. Tienen poder para generar la opinión de las masas, y las masas mandan.
Según estos enemigos de la gestión del Estado, por misteriosos motivos, si la gente se reúne para actuar como organismo del Estado, hace todo mal, pero si tal cosa la hace una empresa privada, hará todo bien. Ahora, salvo que creamos que somos lo suficientemente idiotas como para no poder encargarnos nosotros mediante el Estado para llevar a cabo una tarea, no hay motivo ninguno para ceder el control de un sólo litro de un factor clave de nuestra economía.
¿Por qué conviene que seamos nosotros, mediante el Estado, quienes tengamos el monopolio de la refinería de petróleo? Porque el Estado puede ser una inmensa palanca de la economía de un País. Todos los grandes países capitalistas tuvieron un impresionante empuje por parte del Estado en sus inicios, desde las Actas de navegación de Cromwell hasta el despegue de la economía de Corea del sur, que nacionalizó la banca para ponerla al servicio de los planes quinquenales y la obligó a dar préstamos sin intereses a la industria naciente.
¿Qué sucede si una gran corporación se apodera de un recurso vital de la economía? Como punto primero, se lleva las ganancias, por lo cual perdemos capital para reinvertir. Como punto segundo, establece una política de precios acorde a sus beneficios. Una empresa del Estado no tiene como función generar ganancias, y si se guiara por ese exclusivo propósito sería una pésima empresa estatal. La función de una empresa del Estado es actuar como resorte de la economía nacional. ANCAP debe brindar energía barata y de calidad para el beneficio del País. El precio del gasoil debe estar fijado en función de varios factores, y entre los principales, el costo del crudo y la importancia del precio del gasoil en nuestro transporte y en toda nuestra economía y para eso su precio debe ser el mínimo imprescindible.
Se dirá que la competencia de empresas determina que la más eficiente pueda bajar los precios, cosa que redunda en nuestro beneficio. En teoría es precioso, pero lo cierto es que 26 sujetos tienen la misma riqueza que 3800 millones y el resto es paparrucha. El fin del monopolio estatal es el principio del monopolio de una gran corporación, que unida a otras corporaciones fijarán el precio del combustible para que la producción nacional pierda fuerza y enajene más rubros. Alguien espera piafando en la gatera mientras no se advierte que la creencia en la ineficiencia del Estado per se, va de la mano con el monopolio de las grandes corporaciones en todas las áreas y la respectiva pérdida de nuestro poder ciudadano. Si el Estado siempre hace todo mal ¿por qué no entregamos la educación pública y dejamos que la educación privada sea la única que pueda brindar enseñanza? ¿por qué no eliminamos la salud pública, o la generación de energía eléctrica, como ya venimos haciendo obligándonos a comprarla a UPM? Si el Estado se encarga de la Justicia y es un desastre ¿por qué no la dejamos en manos de las grandes corporaciones? Y ya que estamos ¿por que no entregamos este asunto de los gobiernos a las grandes corporaciones, ya que el Estado por definición es un desastre?
El asunto es claro, si el miembro está podrido, se lo amputa para salvar el cuerpo, ahora, si el miembro sólo está enfermo, se lo cura, pues conviene siempre resguardar los miembros. Los ciudadanos de este País no pueden escapar a la solución de un tema crucial: es imprescindible que cambie la filosofía que domina a las empresas estatales. No pueden ser el lugar para que encuentren trabajo políticos fracasados, ni puede ser el lugar para que esos políticos distribuyan a sus huestes. No puede ser el trampolín para enriquecerse, y no puede tener más funcionarios que los que se necesitan. No pueden tomar decisiones que perjudiquen al País, ni pueden subir sus tarifas como forma encubierta de cobrar impuestos para pagar una monstruosa deuda externa. Toda la gestión del Estado, incluyendo y comenzando por la Educación, debe cambiar. Debemos transformar el Estado y hacerlo eficiente, lo que significa que sea un propulsor de la economía nacional y un factor de una revolución cultural que antes que nada sostenga nuestras tradiciones, nuestra cultura, incluyendo una visión que nos alimentó a principios del siglo XX, por la cual una República con ciudadanía activa, puede gestionar áreas vitales del País.
Cuanto más demoremos en transformar el Estado, más chances le daremos a los grandes tiburones que vienen por lo nuestro.
Fuente: https://www.uypress.net/
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